Modelos de la realidad social
La realidad social[1] es distinta de la realidad biológica o de la realidad cognitiva individual, ya que representa un nivel fenomenológico creado a través de la interacción social y que, por tanto, trasciende los motivos y las acciones individuales[2]. Producto del diálogo humano, la realidad social puede considerarse que consiste en los principios sociales aceptados de una comunidad, lo que implica leyes y representaciones sociales relativamente estables[3]. El constructivismo radical describiría con cautela la realidad social como el producto de las uniformidades entre los observadores (incluyendo o no al propio observador actual)[4].
Anteriormente, el tema había sido abordado tanto en la sociología como en otras disciplinas. Por ejemplo, Émile Durkheim subrayó la naturaleza distinta del «reino social». Aquí, más que en ningún otro lugar, la idea es la realidad»[7] Herbert Spencer había acuñado el término superorgánico para distinguir el nivel social de la realidad por encima del biológico y el psicológico[8].
Searle argumentó que esas realidades institucionales interactúan entre sí en lo que él llamó «relaciones sistemáticas (por ejemplo, gobiernos, matrimonios, corporaciones, universidades, ejércitos, iglesias)»[10] para crear una realidad social de múltiples capas.
La realidad social[1] es distinta de la realidad biológica o de la realidad cognitiva individual, ya que representa un nivel fenomenológico creado a través de la interacción social y que, por tanto, trasciende los motivos y las acciones individuales[2]. Producto del diálogo humano, la realidad social puede considerarse que consiste en los principios sociales aceptados de una comunidad, lo que implica leyes y representaciones sociales relativamente estables[3]. El constructivismo radical describiría con cautela la realidad social como el producto de las uniformidades entre los observadores (incluyendo o no al propio observador actual)[4].
Anteriormente, el tema había sido abordado tanto en la sociología como en otras disciplinas. Por ejemplo, Émile Durkheim subrayó la naturaleza distinta del «reino social». Aquí, más que en ningún otro lugar, la idea es la realidad»[7] Herbert Spencer había acuñado el término superorgánico para distinguir el nivel social de la realidad por encima del biológico y el psicológico[8].
Searle argumentó que esas realidades institucionales interactúan entre sí en lo que él llamó «relaciones sistemáticas (por ejemplo, gobiernos, matrimonios, corporaciones, universidades, ejércitos, iglesias)»[10] para crear una realidad social de múltiples capas.
«La relación recíproca de la epistemología y la ciencia es de tipo notable. Dependen la una de la otra. La epistemología sin contacto con la ciencia se convierte en un esquema vacío. La ciencia sin epistemología es -en la medida en que es pensable- primitiva y confusa». Albert Einstein (1949, pp. 683-684)
En este artículo haré una sugerencia diferente, aunque complementaria, para aumentar la transparencia y la comparabilidad de los modelos computacionales: No me centraré en la presentación de los ABM y su funcionamiento, sino en la forma en que los modelos se relacionan con la realidad y, por tanto, pretenden crear conocimiento sobre el sistema investigado (SUI). Los modelos siempre difieren del sistema que pretenden representar y existen diferentes formas epistemológicas de relacionar el propio modelo con la realidad[2]. Hacer explícitas las diferencias entre las distintas estrategias epistemológicas contribuiría a una mejor comparabilidad entre los modelos computacionales y, por tanto, al crecimiento acumulativo del conocimiento en la comunidad científica.
serie de libros (LNCS, volumen 1534)ResumenLas teorías de las ciencias sociales se basan en la sociología o en la economía. Es decir, extraen generalizaciones de descripciones verbales de la interacción social o de representaciones matemáticas de agentes que interactúan como maximizadores restringidos. Los tres modelos que se analizan en este artículo no son menos rigurosos que los modelos económicos y, dado que se validan en relación con una lógica formal en lugar de con las matemáticas, captan mucho más de la riqueza del análisis sociológico que el enfoque económico. Además, cada uno de ellos ha sido desarrollado, a su manera, para captar las características más destacadas de las regularidades observadas en interacciones sociales específicas. Juntos ejemplifican un conjunto de técnicas de modelización y una metodología integrada que captan el rigor y la precisión del enfoque económico de las ciencias sociales y, al mismo tiempo, la sugestión y la riqueza del enfoque sociológico.